domingo, 27 de marzo de 2011

Frases

"No soy el único que lamenta que las ciencias menos exactas, aquellas cuyos mismos principios son los menos seguros, sean axiomatizadas, rigorizadas y generalizadas con suma pulcritud."

Benoît Mandelbrot en "Los objetos fractales"

jueves, 17 de marzo de 2011

Tres años, y ya las tengo que despedir

Pues sí. Tres años conmigo, en momento que podríamos calificar de duros o complicados. Tres años durante los cuáles me han ayudado a no caer en el barro y a pisar enemigos cuando era necesario. Tres años divertidos, aunque duros. Hablo de mis botas de rugby.

Empecemos por el principio. Siempre me he lamentado de no hacer fútbol en césped, de no estar en un equipo. Pero no porque me gustase jugar, todo lo contrario. Sino porque me parecían geniales esas botas con tacos, que te daban un aire de profesionalidad. Nunca he tenido, claro. ¿Para qué? Por eso, aunque os parezca una tontería, me encantó llegar a rugby y que Capi me dijese: "Vete a comprar botas con tacos de aluminio. Serás delantero". Que nadie se confunda: en rugby un delantero no es el que corre y mete goles. Es el que trota cochineramente y mete hostias, que es mucho mejor. Así que necesitaba tacos que se clavasen bien, que agarrasen (y desgarrasen) el suelo. Más feliz que un niño me fui a por mis botas. Al Decathlon, claro, no fuese a ser que no me gustase eso del rugby (¡qué tontería!). Y creo que aquellos fueron los 15 € más rentables que he gastado nunca. He jugado la gran mayoría de partidos en estos 3 años, en un campo tan horroroso como Cantarranas (ver foto para hacerse una idea del patatal del que hablo), me han pisado, he pisado, a veces no podía desatar los cordones por el barro que llenaba las botas, varios cambios de tacos por el desgaste...

Y ese día no estaba tan mal el campo
Y aún así, han durado 3 años. No sé qué pasó, porque he visto cómo la gente tenía que comprarse botas cada año, en el mejor de los casos. Quizá ha sido mi fórmula personal de cuidado: lavar cada 2 meses, para que el cuero endurezca con el barro, pero no llegue a pudrirse. Porque los modelos de Decathlon no resistían demasiado... ni los de marca, que Cantarranas en un reto difícil para unas botas. Sin embargo, las mías no han tenido ni una grieta hasta este año.


Pero claro, este año tuvieron una... y eso fue suficiente para que "explotasen". Aún jugaron un último partido, en el que volvimos a ganar y en el que estuve fino, repartiendo con alegría y pisando sin miramientos. Mira tú, aún pisaron un poquito antes de jubilarse. Así que esta entrada es un homenaje a estos trozos de cuero con aluminio (ahora no llegan a botas, me temo). La mejor compra en toda mi vida... al menos de momento.


No podemos decir que se esmeren en cuidar el campo
Hoy estrenaré las nuevas, también de Decathlon, en un partido que preveo duro. A ver qué tal son. Aunque el aspecto que tienen es mucho más frágil que las otras... Esperemos que duren la mitad, al menos.

lunes, 7 de marzo de 2011

De los Libros y sus Momentos

Ésta es una entrada más filosófica que otra cosa. O más que filosófica, es algo que me pasa a mí, no sé si a alguien más. Y es que resulta que los libros, para mí, a veces tienen su momento. Es decir, que cuando me los compro, por sugerencias, por temática o por curiosidad, ocurre que soy incapaz de leerlos. Termino dejándolos apartados, y suelo empezarlos un par de veces sin éxito. Y al cabo de un tiempo (algo menos de un año, por regla general) cojo uno y me lo leo fácil y rápidamente. Además, suele resultar un libro bueno.

No sé qué es lo que hace que sea incapaz de leer esos libros en el momento de comprarlos, porque suelen resultarme interesantes. Por eso los compro. Pero ya me ha pasado más de una vez. Y resulta que tienen que "madurar" un tiempo en mi estantería, hasta que llega ese momento en el que los retomo y me los leo del tirón. ¿Le pasa a alguien más?

Tendré que pensar una teoría para explicarlo (qué clase de físico sería si no lo hiciese) pero de momento no tengo ni puta idea. Suelen ser libros densos, o de física, o de trama compleja y tal. Y me ha pasado hace poco de nuevo.

Hace como cosa de un año, compré "Los Objetos Fractales" de Benoît Mandelbrot, gracias a una recomendación del autor de La Bella Teoría, pero he sido incapaz de pasar del capítulo 2 en las 3 veces que lo comencé. Sin embargo, parece que ya ha "madurado", porque me lo estoy leyendo sin problemas, en el Metro por ejemplo, y me está encantando. Ya contaré, cuando lo acabe, qué me ha parecido.

Como nota final, comentar que tengo 3 libros que ahora mismo están madurando, que son "LECTURES ON QUANTUM MECHANICS" de Paul Dirac; "The Physical Principles of the Quantum theory" de Werner Heisenberg, y otro de teoría de grupos, que no tengo a mano. Como se puede ver, son todos bastante densos de leer, lo que puede explicar que me cueste llegar a engancharme a la lectura. Aunque estoy seguro que cuando maduren, me los leeré del tirón. He de decir, también, que me ha pasado con novelas, no sólo con libros de texto o técnicos. 

Y hasta aquí la paranoia de hoy.